El gran reto de los Consejos Sociales: reforzar su papel en el desarrollo autonómico de la LOSU

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Como preludio de las jornadas anuales de la CCS, Antonio Abril, ofreció una conferencia sobre los desafíos y oportunidades en la cooperación estratégica entre universidad y empresa.
Organizada por el Consejo Social de la Universidad de las Islas Baleares y el Círculo de Economía de Mallorca, en la ponencia el presidente de la CCS explicó cómo el sistema educativo y el talento pueden potenciar su impacto en el desarrollo económico y social de España.

El talento como motor del progreso social y económico

Abril comenzó su conferencia subrayando la importancia del talento como el “verdadero motor del desarrollo económico y social”, explicando que el talento se forma en buena medida dentro del sistema educativo, donde las universidades desempeñan un papel esencial e insustituible. Sin embargo, lamentó que España no apueste decididamente por el poder transformador de la educación, como lo prueba el que se sitúe en el puesto 32 de 63 países, en el ranking de talento del International Institute for Management Development (IMD).

“España es generosa en la producción de graduados universitarios, pero nuestra economía no es capaz de ofrecer empleos de alta cualificación para ellos, lo que resulta en una cierta precariedad de la titulación universitaria, con un 9% de paro, un 36% de infraempleo o sobrecualificación, y una excesiva emigración del talento”, señaló Abril. Este desajuste se ve agravado por la creciente brecha entre la oferta y la demanda de profesionales, un problema que pone de manifiesto la falta de conexión estratégica entre universidad y empresa. El presidente de la CCS comparó esta situación con el creciente protagonismo de la universidad privada y de la formación profesional de grado superior, cuyos sistemas compiten mejor porque se enfocan más en la formación de las capacidades y competencias profesionales que las empresas requieren y trabajan mucho la empleabilidad de sus estudiantes.

Retos del sistema universitario español

Abril también analizó en su ponencia los problemas estructurales del sistema universitario público español, principalmente su insuficiencia financiera y una gobernanza deficiente, con un modelo único en el mundo que viene penalizando su excelencia y que ha creado excesiva distancia y falta de compromiso mutuo entre universidades y sector productivo. Criticó que España sea probablemente el país del mundo, entre todos los comparables, donde menos participación tiene la sociedad en la gestión y en la supervisión de la transparencia y rendición de cuentas de su universidad que, sin embargo, es un servicio público que financiamos muy mayoritariamente todos los ciudadanos. “Haber orientado los resultados de la mucha y buena investigación de nuestras universidades hacia la publicación científica y no hacia la transferencia al sector productivo, ha pasado una importante factura económica a la sociedad española” enfatizó.

Este problema, explicó, se remonta a 1983, cuando la LRU, la primera ley universitaria de nuestra democracia, “cometió el error de confundir y asimilar autonomía universitaria con autogobierno de quienes trabajan y estudian en ella, dando lugar a una universidad excesivamente corporativa y endogámica, alejada de la sociedad a la que sirve, en perjuicio de la competitividad y meritocracia que son necesarias en la universidad del mundo que nos ha tocado vivir”.

La hoja de ruta de la OCDE y la LOSU

Abril puso especial énfasis en el informe de 2021 de la OCDE, en el que se definen las cuatro áreas clave para reformar la colaboración entre universidad y empresa en España:

  1. Rediseñar la gobernanza universitaria para fortalecer su compromiso social.
  2. Reorientar los incentivos hacia la transferencia de conocimiento al sector productivo.
  3. Mejorar el funcionamiento de los agentes de intermediación, desarrollando una cultura de cooperación efectiva.
  4. Promover la capacidad de innovación y colaboración empresarial, superando la atomización y la baja competitividad del tejido empresarial español.

Abril fue muy crítico con la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), aprobada en 2023, señalando que “va en contra de las recomendaciones de los expertos, de la ciencia, de la empresa, de los modelos de éxito en Europa y de los objetivos que marca la OCDE, manteniendo un inadecuado sistema actual de gobernanza universitaria y no apostando por la participación de la sociedad en la universidad a través de los consejos sociales”.

El rol estratégico de los consejos sociales

Como presidente de la CCS, destacó la importancia de estos órganos como puentes entre la sociedad y la universidad, lamentando que no cuenten con los recursos y las capacidades reales para ejercer su labor de manera efectiva.

En la charla, abogó por fortalecer los consejos sociales a través de las leyes autonómicas de desarrollo de la LOSU para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de la universidad y su conexión estratégica con el sector productivo. “El reto está ahora en manos de las leyes autonómicas de desarrollo de la LOSU; hay campo para ampliar nuestros recursos y capacidades”, concluyó.

El presidente del Consejo Social de la UIB, Antonio Bennasar, subrayó la importancia de contar con Antonio Abril en estos momentos “es un lujo contar con alguien que conoce tan bien tanto el mundo de la empresa como el de la universidad para compartir su experiencia y proponer vías de trabajo conjunto que permitan avanzar en un entorno complejo y cambiante como el actual”.

Unos días antes de las conferencia Antonio Abril fue entrevistado por el diario «Ultima Hora» de Mallorca.

Leer entrevista aquí 

 

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