El suplemento especial de ABC Empresas, publicado el 25 de mayo, dedica un extenso reportaje a los retos y oportunidades del sistema universitario español, con especial atención a la atracción de talento y la transferencia de conocimiento. En este análisis, el diario recoge las reflexiones de Antonio Abril, presidente de la Conferencia de Consejos Sociales, quien aporta una mirada crítica y constructiva sobre el momento que atraviesan las universidades en nuestro país.
Abril identifica como uno de los principales desafíos del sistema universitario español la estructura de su modelo de gobernanza, junto con la insuficiencia de recursos financieros. En este sentido, advierte que, si no se abordan estas cuestiones de manera decidida, “ninguna política de atracción de talento científico podrá tener el impacto que necesitamos”. Además, insiste en la importancia de crear un entorno adecuado para retener y atraer perfiles de excelencia: “el talento busca entornos estables, predecibles y meritocráticos, y hoy por hoy no siempre podemos ofrecerlos”.
Abril reconoce que se hacen esfuerzos valiosos, como el programa ATRAE o la implicación española en el marco europeo ‘Choose Europe for Science’, pero son avances puntuales en un modelo que necesita una reforma en profundidad.
Abril explica en ABC que “en España seguimos funcionando con estructuras rígidas, poco permeables al talento externo y con escasa proyección internacional”. A esto se suma «una baja empleabilidad, una escasa cultura de gobernanza eficiente y una dificultad enorme para retener talento por falta de incentivos adecuados”, añade. La atracción de talento externo debe plantearse como una apuesta sistémica por una universidad fuerte, internacionalizada y conectada con su entorno.
La atracción de talento, a juicio del presidente, no se resuelve con convocatorias esporádicas, sino con una apuesta sistémica por una universidad fuerte, internacionalizada y conectada con su entorno. Si somos capaces de ofrecer esto, “no solo el talento que hoy huye de EE. UU. considerará España como destino, sino que cualquier investigador, docente o estudiante del mundo verá en nuestras universidades una opción atractiva y sostenible para desarrollar su proyecto académico y vital.”
El presidente concluye explicando que “la atracción de talento no es solo una cuestión de ciencia, es una apuesta de país por el conocimiento como motor de progreso».
Más allá de las declaraciones recogidas en el reportaje, el presidente de la CCS comparte sus reflexiones sobre la transferencia de conocimiento:
“Hacemos mucha y buena investigación. En España, entre el 60 y el 70% de la ciencia pública se genera en las universidades, esto es mucho más que lo que generan las europeas, lo que dice mucho en favor de nuestras universidades. Sin embargo, el problema es que esa investigación no se traduce en desarrollo económico ni en bienestar social. La transferencia sigue siendo una gran asignatura pendiente, no solo de nuestras universidades, sino de todo el sistema.
El problema es cultural y estructural. Cultural, porque durante años se ha escuchado el grito de ‘fuera empresas de la universidad’, lo que ha hecho y sigue haciendo, un daño enorme a la transferencia. Y estructural, porque nuestras universidades siguen centradas en la publicación científica y no en el impacto. Seguimos haciendo esfuerzos, pero no hemos sido capaces de generar ni una cultura ni una estructura eficaz de cooperación universidad-empresa como existe en otros países.
La OCDE lo ha dejado muy claro en su Hoja de Ruta para España: hay que rediseñar la gobernanza para reforzar el papel de la sociedad; incentivar la transferencia, no solo la publicación; profesionalizar los instrumentos de intermediación (OTRIs, fundaciones, centros tecnológicos); y desarrollar en las empresas capacidades reales de absorción de conocimiento. En este proceso, los Consejos Sociales deben jugar un papel central. Si no lo hacemos, seguiremos publicando mucho, pero transformando poco. La transferencia no debe verse como un añadido, sino como una función esencial de la universidad del siglo XXI”.
En cuanto a la captación de talento en el contexto actual Antonio Abril afirma:
“España y Europa tienen una oportunidad histórica que no deberían desaprovechar. Pero convertir esa oportunidad en una estrategia efectiva exige más que buenas intenciones o medidas aisladas. Lo primero que debe hacer España es generar un entorno competitivo, estable, profesionalizado y bien financiado. Porque al talento no se le convence con discursos: se atrae con estructuras que lo valoren, lo reconozcan y lo pongan en el centro.
Las medidas que deberíamos tomar están claras: una mejor gobernanza de los centros que refuerce la participación de la sociedad y profesionalice la gestión; una financiación suficiente y plurianual; el fortalecimiento de los Consejos Sociales que son los representantes de la sociedad en la universidad; el reconocimiento académico de la transferencia como mérito investigador y la articulación de políticas activas de atracción, como ATRAE, pero con mayor ambición y continuidad.
Lo he dicho muchas veces: “España será en el futuro el resultado de lo que hoy sea capaz de invertir en la educación en general y en sus universidades en particular.”
La atracción de talento no se resuelve con convocatorias esporádicas, sino con una apuesta sistémica por una universidad fuerte, internacionalizada y conectada con su entorno. Si somos capaces de ofrecer esto, no solo el talento que hoy huye de EE. UU. considerará España como destino, sino que cualquier investigador, docente o estudiante del mundo verá en nuestras universidades una opción atractiva y sostenible para desarrollar su proyecto académico y vital.
La atracción de talento no es solo una cuestión de ciencia: es una apuesta de país por el conocimiento como motor de progreso”.