La contribución de las universidades españolas tiene un componente económico que se deriva de su influencia sobre la renta, el empleo, el capital humano y el crecimiento del país, pero también incluye aportaciones sociales que afectan tanto a los individuos como a la sociedad en su conjunto.
Esta es la principal conclusión del informe “La contribución socioeconómica del Sistema Universitario Español (SUE)”, encargado por la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CCS) y Crue Universidades Españolas al Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), que aglutina diferentes indicadores para mostrar los resultados de las universidades españolas en todos esos ámbitos.
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El documento se ha presentado este miércoles 18 de diciembre en Centro de Zona de la UNED «Escuelas Pías» de Madrid, en un acto presidido por el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades en funciones, Pedro Duque, acompañado por el presidente de la Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas, Antonio Abril Abadín, el presidente de Crue Universidades Españolas, José Carlos Gómez Villamandos; y el director del informe e investigador del Ivie, José Manuel Pastor.
Durante este acto, el presidente de la CCS resaltó «la enorme trascendencia estratégica que tiene la formación universitaria» y señaló que, en su opinión, los principales esfuerzos en este ámbito se deben destinar a «aumentar el impacto de las universidades en la sociedad española». Para ello, dijo que es «imprescindible el fortalecimiento de la relación universidad-empresa, con el fin de incrementar el bienestar social a través de una mayor capacidad de transferir conocimientos y tecnologías al sector productivo». También defendió «la necesidad de adaptar la actual oferta de formación superior a las demandas de la sociedad del conocimiento para mejorar la empleabilidad de los egresados».
El presidente de Crue Universidades Españolas subrayó que el «exhaustivo y riguroso» documento elaborado por el Ivie revela que el sistema universitario es el «eslabón fuerte» de la cadena que forma la sociedad y uno de los «más equitativos y eficientes del mundo». También destacó la «resiliencia» de la producción científica, que es una muestra más de lo que la Universidad devuelve a la sociedad, «pese a haber sufrido recortes y competido con sistemas universitarios a los que se les aumentaba el presupuesto».
Gómez Villamandos celebró los datos positivos del informe sobre la misión de la Universidad en la formación de ciudadanos responsables y activos: «La transmisión de valores, no solo de conocimiento, está en la Universidad».
Por último, el ministro Pedro Duque, que cerró el acto, afirmó que la existencia de un sistema universitario «sólido» como el español es «esencial» para la sociedad moderna y «altamente rentable» y argumentó, con datos del informe, que la educación superior es «la base» de los empleos cualificados, estables, de mayor calidad y mejor retribución. Asimismo, advirtió de que detrás de los «datos tangibles» sobre la rentabilidad económica del sistema, el documento revela que la Universidad «forma ciudadanos con valores» y es la responsable de que la sociedad sea «más inclusiva y saludable».
El SUE contribuye a aumentar 1,3 puntos la tasa de actividad
El trabajo sostiene que el impacto económico de las universidades españolas a corto plazo procede del gasto que los agentes relacionados con su actividad realizan y que asciende a 15.991 millones de euros anuales. Las propias universidades asumen el 61,7% de este gasto, seguidas por los estudiantes que son los responsables de otro 26,9%. El resto corresponde a la inyección de demanda de los visitantes (9,6%) y al gasto realizado por los asistentes a congresos (1,8%). La actividad productiva propia y asociada al Sistema Universitarios Español (SUE) derivada de estos gastos supone para España un impacto en la producción de 49.671 millones de euros, en la renta de 24.707 millones y en la ocupación de 519.860 empleos. Estas cifras representan el 2,12% del PIB y el 2,56% del empleo en España.
A largo plazo, los efectos económicos de las universidades españolas se derivan del capital humano que generan y su actividad futura. Los egresados perciben unos ingresos laborales que superan en un 58,9% la media del país y tienen una probabilidad de ser activos y estar ocupados muy superior a la de los individuos con menos formación. De esta forma, el SUE contribuye a aumentar en 1,3 puntos porcentuales la tasa de actividad de España y a reducir la de paro en 0,7 puntos. En otros términos, sin la contribución de las universidades habría en España 489.000 personas activas y 658.000 ocupadas menos.
El informe señala que como consecuencia de estas mayores tasas de actividad y de ocupación, así como de los salarios más elevados, los universitarios pagan más impuestos a lo largo de su vida laboral. Las estimaciones realizadas indican que el SUE contribuye de forma indirecta a aumentar la recaudación fiscal de IRPF e IVA en 25.774 millones de euros anuales, cifra equivalente a 2,4 veces el presupuesto del SUE. A través de la vía fiscal, por tanto, las universidades españolas devuelven a la sociedad, aproximadamente, 4,3 euros por cada euro que las administraciones destinan a su financiación, lo que se traduce en una tasa de rentabilidad fiscal media anual por titulado del 14,3%.
Menor riesgo de pobreza y de brecha de género
Junto a estas y otras contribuciones económicas, el estudio destaca también el papel del SUE como ascensor social, ya que mejora la inserción laboral de los titulados y les permite alcanzar un mejor estatus socioeconómico que sus progenitores. Respecto a los individuos que solo cuentan con educación obligatoria, los universitarios tienen casi 10 puntos más de probabilidad de eludir la temporalidad laboral, 7 puntos más de tener un trabajo a jornada completa y hasta 31 puntos más de probabilidad de estar empleados en una ocupación cualificada.
La educación universitaria no hace desaparecer la desigualdad, ya que el origen social y familiar sigue teniendo una influencia considerable, pero reduce el riesgo de pobreza y exclusión social. En España la tasa de riesgo de pobreza se sitúa en el 12% entre los titulados en Educación Superior, frente al 33,8% de los que solo poseen Educación Secundaria Obligatoria.
Del mismo modo, la Universidad consigue reducir las desigualdades de género, aunque no logra eliminarlas totalmente. La brecha salarial se mantiene en todos los niveles de estudios, pero es menor en el caso de las universitarias, cuyos salarios son un 23,8% inferiores a los de los hombres, frente a una diferencia que se eleva hasta el 28,5% en el caso de las mujeres con estudios posobligatorios. De igual forma, las diferencias de tasa de actividad, tasa de paro o tiempo destinado a las labores domésticas entre hombres y mujeres son muy inferiores en el caso de las personas tituladas.
Los universitarios, más altruistas y participativos
La Universidad también tiene efectos sobre los comportamientos de sus titulados, que son más altruistas y participativos. Además, muestran mayor conciencia medioambiental y respeto por el cuidado del planeta y tienen más interés por la cultura. Los universitarios gastan en promedio mil euros más al año en bienes culturales que el total de la población.
Por último, los universitarios tienen mayor esperanza de vida y gozan de mejor salud, tanto autopercibida, como real, con menor prevalencia de enfermedades como el colesterol, diabetes, varices, migrañas o dolencias asociadas a huesos y articulaciones y también menos incidencia de depresión. A esto contribuyen sus hábitos de vida más saludables, con dietas más equilibradas y práctica de ejercicio físico.
Los efectos positivos del SUE se producen a pesar del contexto en el que desarrollan su actividad las universidades españolas, que también se analiza en el informe, ya que este puede condicionar sus resultados. El entorno del SUE en España presenta en general características socioeconómicas y laborales (renta per cápita, productividad, salarios, tasa de actividad y ocupación del capital humano, etc.) relativamente desfavorables respecto a la media de la UE. España cuenta con un mercado laboral ineficiente, con una estructura sectorial y ocupacional menos intensiva en el uso del capital humano, un porcentaje de sobrecualificación superior a la media en la UE, salarios inferiores y casi la mitad de gasto en I+D sobre el PIB que en la UE (1,2% vs 2.1%). Además, el porcentaje de gasto universitario respecto al PIB en España es del 1,3%, por debajo del promedio de la UE y la OCDE.
Descenso de la matrícula en titulaciones STEM
El SUE está formado en España por 84 universidades (50 públicas y 34 privadas), que forman anualmente 1,6 millones de estudiantes. Esta cifra global no permite apreciar los cambios en la composición, ya que, mientras que la matrícula de los estudiantes de Grado ha caído en 6,4 puntos en los últimos diez años, la de Máster se ha multiplicado por cuatro.
El informe también incide en el análisis de la demanda de estudios y alerta del descenso en un 30,5% en el número de estudiantes matriculados en titulaciones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), que son clave para un crecimiento económico basado en el conocimiento. En el caso de las mujeres, todavía pesan menos en las STEM que en el total de matrícula y se observa una mayor presencia femenina de la rama de Ciencias de la Salud (70% de mujeres en el total de la matrícula) y una menor presencia en el caso de las Ingenierías y Arquitectura (25% de la matrícula).
Sobre este asunto, el director del informe, José Manuel Pastor, afirmó en la presentación de este documento que “la transformación digital de la economía y el cambio de modelo productivo necesita cada vez más de profesionales formados en STEM” y advirtió de que el descenso de la matrícula en estos estudios es “preocupante”. Para Pastor, “si no se remedia, no se podrá compensar con éxito la previsible pérdida de empleos no cualificados en la economía digital”. Al mismo tiempo, apuntó que la menor preferencia de las mujeres hacia estos estudios, con salarios más elevados y mejor empleabilidad, “dificultará en el futuro el avance hacia la eliminación de la brecha de género” y subrayó la necesidad de “incentivar desde los niveles educativos inferiores el interés de este tipo de materias entre las mujeres, despertando vocaciones”.